Todo el mundo quiere saber cómo ganar dinero al invertir. Hacen la pregunta equivocada. La pregunta correcta no es cómo ganar, sino cómo construir y mantener la riqueza. Manejar un fondo de inversión requiere mucho más que aprender a obtener rendimientos; requiere estructura, sincronización y, sobre todo, la disciplina para preservar el capital. Es la diferencia entre un golpe de suerte y un legado financiero.
Un fondo es un organismo vivo. Hay momentos para acelerar su crecimiento y momentos para estabilizarlo y protegerlo. La verdadera habilidad de un inversionista no se mide solo en los picos de ganancia, sino en su capacidad para navegar aguas turbulentas. Esto implica saber cuándo y cómo absorber los elementos que le hacen daño: los gastos imprevistos, las comisiones y, lo más importante, las decisiones que resultaron ser perjudiciales.
Porque sí, ocurre. De todas las decisiones que tomas, un porcentaje resultará perjudicial. Y no siempre será porque la decisión fue mala en su momento, sino porque las condiciones del mercado cambiaron para ese activo cuando menos lo esperabas. Ser un profesional significa aceptar esta realidad y tener un plan para gestionar las pérdidas con la misma serenidad con la que se celebran las ganancias.
Si bien la etapa de crecimiento es emocionante —ese momento en que te apalancas y el fondo comienza a expandirse—, no es menos importante la etapa de consolidación. Este es el trabajo de un arquitecto. Es aquí donde comenzamos a sustituir "deuda" (apalancamiento, posiciones débiles, de baja convicción o que ya no sirven a nuestra tesis) por "activos" sólidos y duraderos.
En este proceso, las ganancias adquieren un nuevo propósito. Dejan de ser solo un número en la pantalla y se convierten en el cemento que une los bloques de nuestra estructura. Cada ganancia realizada se reinvierte para fortalecer la base del fondo, para rellenar los huecos y para solidificar la posición de nuestros activos de mayor convicción.
Este ciclo de crecer y consolidar, de construir y reforzar, es lo que nos permite establecer los patrones sobre los cuales se fundamentarán nuestros futuros éxitos. No buscamos una ganancia explosiva y efímera; buscamos construir una fortaleza financiera, bloque a bloque, con el cemento de la disciplina y la estrategia.
Esa es la verdadera tarea de un gestor de fondos. Ese es el trabajo que hacemos en AQ-INVEST.
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